Puntos y nudos: el tejido
Cuenta puntos y el tejido avanza: en las últimas horas ha tomado forma y es algo así como un chaleco de mangas demasiado largas, no porque se haya equivocado al contar puntos sino porque así las quiere, largas: larguísimas mangas como tentáculos de una jibia, de las grandes.
Dormida--porque duerme a ratos--teje más rápido que cuando está despierta y la distraen, y le hacen perder la cuenta de los puntos, los ruidos del otro lado de la puerta, que nadie ha abierto en quizás cuántas horas. Muchas, al parecer, porque no ha podido aguantar las ganas de orinar y se ha mojado.
Despierta tiende a sufrir más que dormida.
Teje y teje apresuradamente, moviendo sin parar los dedos, y cuando--ya no puede decir si en el sueño o estando despierta--ve abrirse la puerta y entrar a los que la ataron, extiende los largos brazos del chaleco que está a punto de terminar y, como los tentáculos que son, los enrolla y anuda alrededor del cuello de cada carcelero y aprieta, aprieta el nudo ciego de la asfixia.
Crujen los cartílagos y huesos.
Se siente--aunque atada--libre, sin preocupaciones y enormemente satisfecha del chaleco, que le quedó muy bien con sus puntos bien contados.
Y para dar por terminada la labor clava los palillos de tejer en el centro mismo de la venganza.
1 comentario:
Así me encanta. Tienes talento del humor negro pero me has hecho reir.
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