"Esto no tiene ninguna importancia". Página final de un vademécum

No importa qué fecha es hoy ni dónde estoy escribiendo esta página final de este, para nada importante, vademécum. 

Tampoco importa quien soy: quien es quien esto escribe; ni importa por qué, para qué ni para quien esto se escribe. 

No importa quien escriba. 

Porque, al fin y al cabo, nada importa. 

Las cosas son como son. Sucede. 

Hay sol radiante o llueve y truena. Es noche o día; crepúsculo que puede ser tarde o temprano. El mar, no muy lejos, reclama; los pájaros reclaman y el viento sacuide y cimbra las ramas. Bulle y se agita con su rumor sordo el magma. Busca la luna un hueco entre las nubes para que la vean. Alto se alza el humo--pavesas y cenizas suspendidas--del incendio forestal o la hecatombe e invisible se alza también el ruido de las urbes en el aire enrarecido. 

Poco o nada importa: ni el lugar, ni la hora, ni quien esto escribe, ni quien, a lo mejor, lo lee. 

Susurran las palabras lo que probablemente significan.