El artificio de la escritura / The artifice of writing


sábado, 23 de septiembre de 2023

Sobre el duermevela


En el duermevela--ese estar en ninguna parte, repartido entre el sueño y la vigilia--se dan cita gozosa los más diversos ángeles: figuras aladas y poderosas.

Semidioses, magos, musas, demiurgos, charlatanes, zorzales, encantadores y cuantos alquimistas hay del verbo.

Desconcierta su algarabía de lluvia torrencial, de ventoleras polinizadoras, de ríos turbios de fecundo limo, de mar de enormes olas.

El que crea, pluma en la mano y libreta abierta en la página en blanco, escucha, entrecerrados los ojos, y toma nota.

El torrente de voces y el vendaval de alas al fin lo arrastra al sueño. 

Caen la pluma y el cuaderno. 

En las sábanas del lecho en que ensueña el inspirado pone la tinta de la pluma abierta un rotundo punto final, negro, misterioso.

 La lámpara, que quedó encendida, ilumina el total silencio. 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Catequesis


--Qué mal agradecida--le espeta entre irritada y harta.

--Esta semana no has vendido ni una maldita biblia--le reclama la que la acompaña--vas a saber lo que es pagar por tus pecados, holgazana.

Ella, claro está, no ha vendido nunca ninguna; ni necesidad ha tenido de hacerlo: la otra las ha vendido siempre como pan caliente. 

Se esfuerza, la pobre para venderlas; si supiera que a ella se las dan para regarlas.

--Nuestra buena obra--le dice--nos ganará el cielo. Por lo menos a mí, que a ti te veo muy poco piadosa. Y ese dinero que cobras te mancha.

Pone los ojos en blanco y con temblorosos labios hace como que reza, para beneficio de los que pasan. 

La otra lloriquea, ofreciendo el libro por unos pocos pesos, que si al final del día no son tantos, bien que les alcanzan.

Dios provee al fin y al cabo.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

La inclinación del eje


Se inclina el eje al máximo. 

Se prolonga el día al norte, al sur la noche. 

Se equilibran entre ambos hemisferios el ardor estival y los fríos del invierno.

Ha sido así desde mucho antes de que inventáramos el tiempo.

Llegará el día, sin embargo, cuando la inclinación del eje sea tal que los extremos letales del día y la noche, el calor y el frío causarán la extinción--el anunciado y bienvenido apocalipsis--de la especie humana.

La liberación--al fin--del orbe. 

Cantarán las esferas en sus precisas órbitas eternas.

Desaparecido el animal soberbio--el creado a imagen de sus dioses prepotentes--revivirá el mundo natural, vivirán sin temor de abusos ni extinción la tierra misma y el resto de las especies.