El artificio de la escritura / The artifice of writing


lunes, 8 de mayo de 2023

Ni té ni cafe: yerbabuena


Como al Coronel, a quien nadie le escribe, a mi también se me acabó, no el café--que no lo bebo--sino el té, del que no me queda en el tarro ni una brizna y ni siquiera el aroma.

A diferencia del Coronel, quien para su café dependía en su inopia de las consabidas triquiñuelas del sistema-- al que sólo le falta usufructar del aire que respiramos--, a mí me basta ir recogiendo al pasar, aquí una hoja de limón, de boldo o de cedrón, allí una ramita de ruda o de yerbabuena, más allá una flor de manzanilla, otra de tilo y algún azahar de intenso olor. 

Y así, aunque a mí tampoco nadie me escriba--tendrá le gente sus razones para no hacerlo--mientras encuentre a mano agua fresca y unos palitos de leña podré tomar a gusto y cuando quiera mi variedad de reconfortantes tizanas.

No me ha sorprendido ver que el otro día que el Coronel iba tras mío recogiendo las yesbas que desdeñé por demasiadas.



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