Olvido
Y llegó el momento que algún día --bien lo sabía--habría de llegar: el inevitable.
En medio del recitado, en el lóbrego comedor del sátrapa de turno, en lo mejor del banquete, al aedo se le olvidó de pronto--como cercenada de hastío la memoria--el centenar de versos con que toda su vida había cantado las glorias falsas del falso adalid de antaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario