Reporte de viaje: 9. Una iglesia
No fue la visita al pueblo de origen en el Distrito de los Lagos la última excursión en mi peregrinación a los lugares ancestrales.
Al día siguiente de tal paseo, mi historiadora de la arquitectura victoriana de Manchester y genealogista que me ha enseñado el ramaje y las raíces de mi árbol genealógico materno me invitó a la que sería una visita para mí deslumbradora.
En sus mensajes anteriores a mi viaje, en los que me informó de lo que sabía de mi bisabuelo, me había explicado que entre las construcciones suyas que quedaban en pie estaba una iglesia en una ciudad cercana a Manchester, en la costa. Era a visitar esa iglesia que me había invitado.
Con esa atención suya y ese interés en mostrarme todo lo relacionado con mis ancestros, no sólo se había ocupado de identificar la iglesia y su ubicación, sino que además había obtenido del vicario de la misma una invitación para visitarla. Éste nos esperaba esa mañana para mostrarnos la iglesia en detalle.
Fue así como, de nuevo, Lesley se dio el trabajo de manejar desde su casa en las afueras de Manchester hasta mi hotel en el centro de la ciudad para recogerme a las 10:15 en punto y manejar hasta Southport, la ciudad en la costa donde mi bisabuelo, entonces un arquitecto de unos treinta años, había recibido el pedido de diseñar y construir la que sería la iglesia principal de un barrio que a fines del siglo XIX estaba creciendo con el auge del sector como lugar de veraneo de la burguesía de Manchester.
Sin duda debió tener experiencia en el diseño de iglesias para recibir tal pedido. El que haya documentación sobre otra iglesia suya, ya demolida, es indicativo de que el nuevo proyecto se debía a una reconocida capacidad del joven arquitecto para cumplirlo debidamente.
Que fue lo que el bisabuelo hizo: diseñar una sobria y hermosa iglesia en el estilo gótico inglés--que en esos años era el preferido por la Iglesia Anglicana--que hoy es un punto de interés en la ciudad y está citada en el registro regional de construcciones de valor histórico.
Construida en una esquina principal, con mansiones en las otras tres esquinas, la iglesia fue el punto de atracción del nuevo sector residencial de una ciudad costera privilegiada por lo que fueron en la era victoriana las primeras manifestaciones del turismo veraniego, con sus largas estadías en localidades con playa.
Nada de esta información me había preparado para lo que me esperaba. La iglesia, que yo imaginaba una pequeña construcción en un balneario, se nos apareció desde lejos como la alta torre de un templo de dimensiones mayores que las de una iglesia de barrio.
El vicario nos esperaba y nos recibió con grandes muestras de aprecio por nuestro interés en su iglesia, de la que no podría haberse manifestado más orgulloso.
Nos acompañó también el encargado de la mantenimiento de una construcción que por su valor histórico exige una atención constante y un conocimiento de los materiales, técnicas y diseños arquitectónicos del período. Nadie podría habernos dado una mejor explicación de las peculiaridades del edificio que conoce a perfección y por el que tiene gran aprecio.
De más está decir lo bien que me trataron en todo momento, como si mi visita fuera para ellos un acontecimiento igualmente importante como lo era para mí.
Algunas fotos dan cuenta de la sobria construcción que se inauguró el mismo año o el año anterior al de la partida del bisabuelo con su familia rumbo a Chile, donde se desempeñaría como arquitecto en varias dependencias estatales, entre ellas el Ministerio de Justicia.
La biógrafa de mi bisabuelo le pierde la pista a partir del momento que él deja Inglaterra, y fue buscando ese hilo conductor que dio conmigo a través del internet.
Desafortunadamente es poco o nada lo que yo pude aportar de información y es poco lo que he podido encontrar sobre él en el internet: una referencia a un reporte suyo del Miniserio de Justicia sobre las condiciones de las cárceles en la región de la Aaucanía, el que formara parte de la comisión de gobierno que visitó la ciudad de Valdivia con motivo del incendio que destruyera gran parte de ella a principios del siglo XX, el que trazara el plan de Con Con, el balneario en que crecí, que se fundó a principios del siglo XX en el sector de la desembocadura del río Aconcagua, entonces una región de caletas de pescadores.
A lo más tengo recuerdos de lo que contaban de él mi abuela y mi madre y la memoria de la que fuera su casa en el cerro Agua Santa en Viña del Mar, viaje casona convertida en colegio, que se mantenía en pie todavía para las fechas en que deje Chile, yo como él, un viajero que nunca pensó que no volvería a su tierra de origen.
Southport, donde después de la visita almorzamos--yo un típico y delicioso "fish pie"--, merecería comentario y fotografías porque es una hermosa muestra de una ciudad inglesa de la época victoriana.
Basten estas fotos de unas fachadas del centro y del interior de una galería comercial que está entre las primeras de su estilo que se construyeron en Europa.
Al día siguiente de tal paseo, mi historiadora de la arquitectura victoriana de Manchester y genealogista que me ha enseñado el ramaje y las raíces de mi árbol genealógico materno me invitó a la que sería una visita para mí deslumbradora.
En sus mensajes anteriores a mi viaje, en los que me informó de lo que sabía de mi bisabuelo, me había explicado que entre las construcciones suyas que quedaban en pie estaba una iglesia en una ciudad cercana a Manchester, en la costa. Era a visitar esa iglesia que me había invitado.
Con esa atención suya y ese interés en mostrarme todo lo relacionado con mis ancestros, no sólo se había ocupado de identificar la iglesia y su ubicación, sino que además había obtenido del vicario de la misma una invitación para visitarla. Éste nos esperaba esa mañana para mostrarnos la iglesia en detalle.
Fue así como, de nuevo, Lesley se dio el trabajo de manejar desde su casa en las afueras de Manchester hasta mi hotel en el centro de la ciudad para recogerme a las 10:15 en punto y manejar hasta Southport, la ciudad en la costa donde mi bisabuelo, entonces un arquitecto de unos treinta años, había recibido el pedido de diseñar y construir la que sería la iglesia principal de un barrio que a fines del siglo XIX estaba creciendo con el auge del sector como lugar de veraneo de la burguesía de Manchester.
Sin duda debió tener experiencia en el diseño de iglesias para recibir tal pedido. El que haya documentación sobre otra iglesia suya, ya demolida, es indicativo de que el nuevo proyecto se debía a una reconocida capacidad del joven arquitecto para cumplirlo debidamente.
Que fue lo que el bisabuelo hizo: diseñar una sobria y hermosa iglesia en el estilo gótico inglés--que en esos años era el preferido por la Iglesia Anglicana--que hoy es un punto de interés en la ciudad y está citada en el registro regional de construcciones de valor histórico.
Construida en una esquina principal, con mansiones en las otras tres esquinas, la iglesia fue el punto de atracción del nuevo sector residencial de una ciudad costera privilegiada por lo que fueron en la era victoriana las primeras manifestaciones del turismo veraniego, con sus largas estadías en localidades con playa.
Nada de esta información me había preparado para lo que me esperaba. La iglesia, que yo imaginaba una pequeña construcción en un balneario, se nos apareció desde lejos como la alta torre de un templo de dimensiones mayores que las de una iglesia de barrio.
El vicario nos esperaba y nos recibió con grandes muestras de aprecio por nuestro interés en su iglesia, de la que no podría haberse manifestado más orgulloso.
Nos acompañó también el encargado de la mantenimiento de una construcción que por su valor histórico exige una atención constante y un conocimiento de los materiales, técnicas y diseños arquitectónicos del período. Nadie podría habernos dado una mejor explicación de las peculiaridades del edificio que conoce a perfección y por el que tiene gran aprecio.
De más está decir lo bien que me trataron en todo momento, como si mi visita fuera para ellos un acontecimiento igualmente importante como lo era para mí.
Algunas fotos dan cuenta de la sobria construcción que se inauguró el mismo año o el año anterior al de la partida del bisabuelo con su familia rumbo a Chile, donde se desempeñaría como arquitecto en varias dependencias estatales, entre ellas el Ministerio de Justicia.
Desafortunadamente es poco o nada lo que yo pude aportar de información y es poco lo que he podido encontrar sobre él en el internet: una referencia a un reporte suyo del Miniserio de Justicia sobre las condiciones de las cárceles en la región de la Aaucanía, el que formara parte de la comisión de gobierno que visitó la ciudad de Valdivia con motivo del incendio que destruyera gran parte de ella a principios del siglo XX, el que trazara el plan de Con Con, el balneario en que crecí, que se fundó a principios del siglo XX en el sector de la desembocadura del río Aconcagua, entonces una región de caletas de pescadores.
A lo más tengo recuerdos de lo que contaban de él mi abuela y mi madre y la memoria de la que fuera su casa en el cerro Agua Santa en Viña del Mar, viaje casona convertida en colegio, que se mantenía en pie todavía para las fechas en que deje Chile, yo como él, un viajero que nunca pensó que no volvería a su tierra de origen.
Southport, donde después de la visita almorzamos--yo un típico y delicioso "fish pie"--, merecería comentario y fotografías porque es una hermosa muestra de una ciudad inglesa de la época victoriana.
Basten estas fotos de unas fachadas del centro y del interior de una galería comercial que está entre las primeras de su estilo que se construyeron en Europa.
1 comentario:
Pláceme saber, mi querido amigo Santiago, que para el colmo de la ironía, mis ancestros supuestamente chupaban sangre, mientras que los tuyos chupaban almas.
Acorde mis estudios y la enseñanza inculcada a temprana edad, el marcador final es: Santiago 1, barón 0
Con mi afecto y abrazo de siempre,
El barón (¿o talvez conde?)
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