Fluir de la pluma
Hay días cuando escribir se produce sin ningún esfuerzo, como si la pluma--un decir arcano--por sí sola--la mano apenas sosteniéndola en el ángulo adecuado--fuera dejando fluir en un filigrana de significados--caligrafía del misterio--las palabras que guarda en su interior de perfecto instrumento listas a escribirse apenas la tinta toca el papel.
Hoy no es uno de esos días. . . ni el cíclope fantástico del computador ayuda.
1 comentario:
Efectivamente, amigo! Por fina que sea la pluma estilográfica como su tinta de color exótico, a veces ni garabatos salen de ella, pese al esfuerzo máximo que le invierto.
En casos extremos como este, lo que generalmente hago, es detallar la pluma en sí como objeto, la examino minuciosamente —como si le estuviera buscando algún defecto— y luego le atornillo la tapa para dejarla a un lado.
Al día siguiente—y como por obra de magia— la pluma misma se redime y comienza a escribir como si fuera su último día en esta tierra!
(Lo que le dije subliminalmente mientras la detallaba, era que amenazaba huir de ella si no me escribía lo que yo quisiera)
¡Cómo me fascina la escritura!
El barón
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