Cuando, instado por Eduardo Valenzuela, un verdadero entusiasta de las formas de comunicación electrónicas, inicié este blog hace algunos meses, no sabía bien por qué lo hacía ni qué iba a escribir en él. Pensando precisamente en qué podía hacer con este nuevo instrumento que me había caído tan lindamente en las manos, me encontré averiguando qué era exactamente un blog, cuáles sus objetivos y sus técnicas. Dí así con la idea de dedicar el mío a comentarios sobre la escritura. Después de todo el blog es en esencia una manifestación muy al día de ese antiquísimo e insuperable método de comunicación entre los humanos y entre éstos y su pretendida y pretenciosa trascendencia.
Como escribir es un arte que requiere cierto nivel de invención y técnica, incluso de mitificación y fantasía, con no poco de malabarismo verbal, pensé que el título adecuado a mis elucubraciones y notas que vendrían debía ser “El artificio de la escritura”, frase que en inglés (porque, naturalmente, el blog se convirtió en bilingüe al poco de iniciado) tiene exacta equivalencia.
Al decidirme por tal tema dejé de lado, sin pretenderlo, un aspecto que me parece esencial al instrumento: su carácter de bitácora, es decir de “log” o diario de navegación.
Quisiera en adelante añadirle a este blog ese carácter de documento en permanente y periódica creación, al modo de los viejos dietarios medievales, o próximo a los más íntimos diarios de la modernidad. Trataré de hacerlo sin caer en el anecdotismo personal sino buscando compartir con quien lea estas entradas mis observaciones no sólo sobre el escribir, sino sobre todo lo que un escritor necesita tener en cuenta si quiere escribir de veras.
En otras palabras, que me atribuyo ahora, sin el más mínimo gesto de humildad, el derecho a poner aquí cuanta idea me venga a la cabeza y me parezca digna de comunicarse o comentarse, al menos con otros, como válida para alguien que pretende cumplir con los deberes autoasumidos del escritor.
Como escribir es un arte que requiere cierto nivel de invención y técnica, incluso de mitificación y fantasía, con no poco de malabarismo verbal, pensé que el título adecuado a mis elucubraciones y notas que vendrían debía ser “El artificio de la escritura”, frase que en inglés (porque, naturalmente, el blog se convirtió en bilingüe al poco de iniciado) tiene exacta equivalencia.
Al decidirme por tal tema dejé de lado, sin pretenderlo, un aspecto que me parece esencial al instrumento: su carácter de bitácora, es decir de “log” o diario de navegación.
Quisiera en adelante añadirle a este blog ese carácter de documento en permanente y periódica creación, al modo de los viejos dietarios medievales, o próximo a los más íntimos diarios de la modernidad. Trataré de hacerlo sin caer en el anecdotismo personal sino buscando compartir con quien lea estas entradas mis observaciones no sólo sobre el escribir, sino sobre todo lo que un escritor necesita tener en cuenta si quiere escribir de veras.
En otras palabras, que me atribuyo ahora, sin el más mínimo gesto de humildad, el derecho a poner aquí cuanta idea me venga a la cabeza y me parezca digna de comunicarse o comentarse, al menos con otros, como válida para alguien que pretende cumplir con los deberes autoasumidos del escritor.
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