El artificio de la escritura / The artifice of writing


jueves, 14 de septiembre de 2023

El limbo de alguna literatura


Me informa un amigo que la revista literaria que él publicaba con otros entusiastas--y a la cual contribuí hace ya varios años con alguna reseña y unos poemas--dejó de publicarse y existe momificada en el ingente archivo digital del limbo literario. 

Tal noticia me hecho volver a escribir sobre algo de lo que ya he escrito más de una vez antes, signo inequívoco de mi obsesión ingenua--por no decir absurda--sobre un asunto que no admite discusión ni la merece. 

La suerte de las revistas literarias-- hayan sido de papel o sean electrónicas-- es siempre la misma: una breve, casi inadvertida existencia. Ha habido excepciones que se explican fácilmente, como se explica el éxito económico de cualquier editorial bien establecida.   

En el mundo de la literatura no exitosa, que se cree enrarecidamente no comercial, se aplica la ley de la oferta y la demanda, como se aplica hasta en el más pedestre y sucio mercado de abastos. Con obstinada insistencia, sin embargo, los literatos ignoran el hecho patente de que su oferta supera en mucho--muchísimo--a la mínima--si hay alguna--demanda. 

La situación no podría ser más clara, ni más ciega y obtusa la actitud de los escritores que se rasgan las vestiduras en señal de inútil y ridícula protesta contra un mundo sin lectores--ni compradores, por cierto--de sus obras. 

Lo irónico del asunto es que hasta ahora no haya yo sabido de la defunción de la mentada revista en la que se publicaron textos míos. Obviamente yo, colaborador de la misma, no la consultaba ni leía. Lo que viene a demostrar que ni quienes escribimos nos leemos entre nosotros. Qué se espera del público que no sabe que existimos.

A este comentario, que más de algno acusaría con acierto de cínico y mal intencionado, una sagaz y optimistamente ilusa escritora ha reaccionado diciéndome: "Está perfecto. Muy certero. Tuve una columna--añade--en una revista virtual de excelente calidad en T_____ que no duró ni un año. Ahora no existe y lo que escribí se perdió en el éter. Y cuando estudiamos los escritores de otros años muchas veces las revistas en que publicaban sólo duraron unos pocos meses. No hay que tomar la falta de interés en un texto como un fracaso, mientras sea excelente su hechura, su contenido, ya con eso--se consuela ingenuamente--debemos sentirnos satisfechos. Luego quizá encontrará su lector".

No me he atrevido a opinar si tiene o no razón. No vaya a equivocarme.

No hay comentarios: