"Un coup de dés , , ,"
--Dígame las cosas como son, Doctor.
Se demora éste en hablar y hace como que revisa de nuevo sus papeles. Mira la pantalla del computador sin verla.
Dígame, sinceramente, sin temor, qué tengo. Ya sabe Ud. que la verdad es raramente compasiva.
Finalmente acabó por decirle cómo eran las cosas. Lo hizo de la manera que pensó sería menos hiriente.
--En otras palabras ... que me condena Ud. a una muerte no muy lejana.
--Me convierte Ud. en un verdugo.
--Claro que no. No se ofenda. Ud. no es más que un Calcas que cumple con su deber de mensajero de los dioses y las Parcas.
El médico, ignorante de la tradición humanista, se amoscó un tanto.
--No es mi culpa--dijo de manera brusca--que tenga Ud. unos genes depĺorables.
--Es cierto. Son los genes nuestos dados de la fortuna. Consecuencia somos, después de todo, de la ciega apuesta a la vida de unos padres ilusos y jugadores.
1 comentario:
El relato de las conversaciones imposibles termina en un espejo en que nos vemos conversando con nosotros mismos; y muchas veces nos tratamos muy mal.
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