Despeñadero
Desde lo profundo del abismo se alza el silencio del hastío.
Vértigo les produce a los que ascienden lo oscuro del vacío al fondo--sima del despeñadero--y más de alguno pierde el paso, tropieza, cae: rueda a tumbos ladera abajo, quebrando ramas, quebrándose los huesos.
Toda caída cesa en algún momento, detenido por un árbol fornido o un peñasco inmóbil el cuerpo que cae monte abajo.
Desde el dolor reanudan el ascenso.
No es raro el caso, sin embargo, de quien, sin tropezar se precipita hasta el fondo del vacío, hasta el profundo silencio.
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