Ritual de la escritura
Poner la pluma sobre el papel debería ser un acto ritual cumplido en estado de admirada sumisión al misterio, ése que no tiene nada que ver con las bóvedas oscuras, catacumbas secretas, de lo espiritual trascendente.
Es el enigma del ser y del saber serlo lo que llevaría al escritor a buscar en el papel en blanco las palabras que la pluma ha de desentrañar del silencio.
De lo en blanco.
Tal vez en esto esté todo lo que en el lenguaje se agita.
Misterio, enigma, del espíritu, es decir de las funciones cognoscitivas de la conciencia, es lo que, por escondido, se busca.
Asume quien escribe las preocupaciones del ser vivo que se sabe vivo y no está para nada seguro sobre lo que tal hecho significa y, menos aún, de lo que implica.
Se pregunta--pluma en mano--cuestiona.
Las respuestas propuestas desde los artificiosos laberintos de la teología han sido desafortunadas: lo prueban la historia de la humanidad y el momento actual, ofuscado de fantasías trascendentales. Y aunque la filosofía ha tenido mejores intentos, tampoco satisface nuestra curiosidad milenaria. Más convincentes son las propuestas que la ciencia ofrece y que se espera--con cierta incertidumbre--siga proponiendo.
Al escritor le correspondería prestar oídos a lo que las ciencias digan y escribir lo que el espíritu humano va descubriendo, a la luz del saber cientifico, sobre sí mismo.
2 comentarios:
Te describes muy limpiamente en este escrito. Creo conocerte. Te agradezco tu honestidad. Personalmente, creo que, aunque yo sí busco la trascendencia espiritual, entiendo también tu posición y tu búsqueda, y tu desilución con lo establecido tan fatalmente en las esferas tradicionales de las religiones y creencias. Aunque esto sea para escritores, yo también me meto en el montón, de metiche tal vez.
Entre todos los viajes, el a la pagina en blanco, que es decir a la nada, es el mas raro y el mas asombroso. Y no se sabe hasta llegar a donde nos lleva lo escrito si valio la pena ir.
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