Perfección de lo imperfecto: un tema de don Baruj
--Ya está bueno de tanto criticar--le ha dicho don Baruj a un contertulio que no hace más que quejarse de todo y de todos e incluso de sí mismo.
Amoscado por el comentario que los demás aprueban, el inconforme se levanta y se va, refunfuñando.
Los que quedan comentan lo bien sabido de nuestra imperfección y la del mundo que nos hemos inventado y de lo inútil de insistir en eso.
--Nos cuesta a algunos admitirlo--dice uno de ellos, tal vez justificando al permanentemente indignado que se ha ido.
Nada es perfecto, piensa don Baruj para sí mismo. Decirlo le parece innecesario.
--Pero a pesar de nosotros, sus bondades tiene el mundo y nuestras virtudes tenemos--dice el optimista, el que nunca se queja de nada porque todo lo mira con buenos ojos: los ojos del admirado.
Asienta en silencio don Baruj, sin decir lo que más de alguna vez ha dicho: nada de lo nuestro es completamente imperfecto. Ni siquiera la belleza.
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