Gide y el tiempo
"No saben ustedes--escribe André Gide en su diario--no pueden saber, . . . de la pasión que encendía mi juventud. Me indignaba la huida de las horas. La necesidad de optar me fue siempre intolerable; decidir no me parecía tanto elegir como rechazar lo no elegido. Yo comprendía terriblemente la estrechez de las horas, y que el tiempo no tuviera más que una dimensión; era una línea que a mí me hubiera gustado que fuese amplia. . , Yo no hacía más que esto o lo otro. Si hacía esto, lo otro me producía arrepentimiento y por lo general permanecía confundido, con los brazos abiertos, sin atreverme a hacer nada del temor a que si los cerrara por abrazar, que no asiera nada".
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