El artificio de la escritura / The artifice of writing


viernes, 24 de junio de 2022

Del "Diccionario personal": Duermevela.

Todos tenemos en la mente un "diccionario de uso personal" en el que se encuentran las palabras y expresiones que usamos a nuestra manera, un poco diferente a como se las usa comúnmente y a como las define el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Se trata del léxico idiosincrático de cada individuo.

En ese diccionario personal mío el término "duermevela" tiene una entrada bastante larga y en constante revisión. Se trata de una palabra difícil de definir en el sentido que le doy, basado en mi experiencia de ese "sueño ligero en que se halla el que está dormitando", según lo define una de las acepciones del término que ofrece el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. 

De la segunda acepción del diccionario académico--"Sueño fatigoso y frecuentemente interrumpido"--no me ocupo porque nada tiene que ver con cómo se me da ese estado, para nada fatigoso, del dormitar.

Aunque el uso que hago de la palabra "duermevela" no corresponde exactamente a las dos acepciones dadas en el Diccionario me siento con la suficiente autoridad de usuario experto para, basándome en mi experiencia, adaptar el significado de ese "sueño ligero" del que "dormita" y referirlo a un estado mental en que, estando al borde del sueño, entre despierto y dormido, la conciencia se entrelaza con la subconsciencia y genera una visión entre concreta y onírica--realista y fabulosa--diferente a las distintivamente propias de la vigilia y el sueño.

En dicho estado intermedio del duermevela--perfecto estar del que ni duerme ni está despierto--la pluma, apenas sostenida por la mano lánguida de sopor, escribe por sí sola, como al dictado de un susurro. El de una infinidad de voces propias.

Disciplina largamente aprendida y practicada es ésta del duermevela, de este dejarse estar, atento a las impresiones de lo confundido de la realidad y el sueño, sin darle preferencia ni a lo real ni a lo soñado. 

Aparente abandono de la mano real al influjo de la imaginada.

Así, a dos manos, se escribe.



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