El artificio de la escritura / The artifice of writing


domingo, 8 de junio de 2014

Flatus vocis: indigestión verbal


Flatus vocis. 
Ventolera.
Eructo de la voz. 
Aire viciado, gas infesto, ruido maloliente. 
Y tanto hablar, tantas palabras, demasiadas. 
Caen los pájaros en vuelo, fulminados; se marchita la flor que se lleva a la boca en pestilente beso. 
Palabrería. Vendaval de emanaciones.
Mucho se pierde en toda traducción. 
No es el verbo el encarnado: blasfemia de la voz que engaña y se autoinventa sus verdades. 
Regurgitar de lo a medio digerir. 
Voces de alerta, galimatías de las buenas nuevas. 
Después del banquete comunal el flato agradecido, aplauso del saciado de cordero y pan, de vino, de agua en vino convertida.
Hablar por hablar. 
Flatus vocis. 
Pero aún hablar por decir lo que no es cierto pero suena bien y convence.
Eructo de la voz. 
Libros flatulentos. 
Literatura de la indigestión, rimas de borgorismos.
Comer y callar, sugiere el sabio. O al menos, al hablar, taparse la boca con la mano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el idioma húngaro tenemos la palabra “szófósó” (pronunciado: so-fo-show) que significa “persona que habla mucho” o bien “palabras vacías de significado” y que en el idioma inglés equivaldría a “rambler”, “gassy”, “gasbag” o “rattletrap”.

Sea en el idioma que sea, las variantes significan lo mismo: alguien que ladra pero no muerde. No debería sorprendernos, ya que a diario lo vemos en las declaraciones de políticos profesionales y otros individuos que le aullan a la luna llena.

Interesante que flatus vocis está muy relacionado y próximo a la parte de la anatomía humana con la que fuertemente se le asocia: gluteus maximus.

Flatus vocis? Gluteus maximus? Nihil novum sub sole.

Andreas