las primeras palabras
Las primeras palabras de un escrito -–su inicio--- son fundamentales: fundan y determinan lo que ha de seguir, lo que finalmente constituirá un texto completo, definitivo.
La primera oración del texto en ciernes, ésa que brota del silencio y su expectativa, se impone como un cimiento -–piedra fundacional-– y propone el edificio -–castillo en el aire–- que, palabra a palabra, se ha de alzar desde ella.
En esto piensa -–en el poder de la primera frase–- quien sostiene la pluma sobre la página en blanco, esa tabula rasa en la que se esconden, se insinúan y escabullen las palabras del texto que ha de escribirse.
Expectativa constante de quien quiere escribir y en todo momento escucha atentamente, con ansiedad, el galimatías de la mente en permanente parloteo disparatado.
Escucha.
Y en esa confusión de posibilidades espera discernir el verbo decisivo.
Confusión de diferentes voces que le hablan, de palabras enrevesadas que, de un momento a otro, podrían dar en la inspirada, la primera de la primera frase, la que genera, de pronto, esa oración inaugural del texto deseado que en la página -–hasta ese momento en blanco-– va surgiendo como por arte de magia o milagro en el nervioso filigrana de la caligrafía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario