Ausencias

 --Siento la ausencia de alguien--me dice porque cree que lo entiendo.

Como no digo nada ni lo miro, sigue hablando, como para sí mismo.

--Se me ocurre--raciocina--que alguno de  mis demonios me ha dejado. Siento que alguien me falta.

--¿Y cuándo lo echaste de menos?--No puedo no preguntarle, siguiéndole la corriente en eso de los demonios personales porque me intriga. Aunque pareciera ser sólo un decir de algunos, para él es un hecho irrefutable. 

Que los demonios lo habitan no parece imposible. O que. de cuando en cuando por lo menos, más de alguno lo visitan. Tengo mis razones para creerlo.

--Alguien me falta--insiste.

Y sí, se lo ve disminuido.

--Ya no soy el mismo--lagrimea. --Ya no se me ocurre cómo hacerle daño a nadie. Mis demonios me han abandonado.

No sabe que se han venido conmigo ni puede imaginarse lo que le espera. Ahora es mi turno de hacer un infierno de esta vida nuestra de enamorados.