Sobre el chisme
Me dicen que ya me calle. Me instan a guardar silencio. O, como no les hago caso, se van y me dejan hablando sola.
--¡Cállate ya, caña hueca!--me espeta una fulana con voz de corneta.
--Anda a callar a tu abuela, gallina clueca--le digo por reirme y sigo hablando de lo que he estado hablando: esto tan bonito que se me viene como un miel a la boca.
Casi nadie me escucha. Una que otra persona se detiene al pasar y sigue camino casi inmediatamente.
--Si no les gusta lo que les cuento--digo--inventen ustedes algo más entretenido.
Entonces alguien empieza a contar un chisme tonto.
--"Se cuenta el milagro pero no el santo"--la interrumpo cuando va a decir el nombre de la afectada.
Casi me escupe de rabia.
--Los guanacos escupen--les explico a los que quieran oirme--, las mulas patean, los perros muerden el talón de Aquiles. La bestia humana chismea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario