El artificio de la escritura / The artifice of writing


jueves, 29 de septiembre de 2022

Fotoviator


Fotografiar obliga a detenerse, a estar quieto, aunque sea por los pocos segundos necesarios para enmarcar, enfocar y tomar la foto que la observación--el momento y el lugar--sugiere. 

Por instantánea que la foto sea, crear la imagen requiere la demora. Se ha de suspender el tiempo para hacer del momento una visión permanente. 

Para quien va en auto son prácticamente imposibles estas paradas que las carreteras por lo general prohíben; para quien camina la dificultad estaría en no avanzar gran cosa. Al auténtico fotógrafo no le importa, sin embargo, cumplir millas.

Caminar, de por sí una actividad entretenida y gustosa, se vuelve doblemente dichosa si se lleva una cámara y la ilusión de conseguir una imagen perdurable, incluso imperecedera. Buen ejercicio éste de caminar y tomar fotografías. Mantiene el cuerpo en buena forma y aguza la vista. De cada paso hace el fotógrafo un motivo de selección y enmarque. 

La mirada del fotógrafo que camina le hace disminuir el paso, detenerse, volver atrás, tomar un desvío, aventurarse en lo no hollado. Se reduce con esto la efectividad del ejercicio aeróbico que demanda caminar con paso largo y pronto; pero se enriquece la experiencia vital del goce del camino, sea natural o urbano. 

No goza de las virtudes de fotografiar mucha de la fotografía turística,  tomada, por lo general, a la carrera, sin auténtico goce estético. No es más que un adocenado documento para el recuerdo y la vanagloria.

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