Fotoviator
Fotografiar obliga a detenerse, a estar quieto, aunque sea por los pocos segundos necesarios para enmarcar, enfocar y tomar la foto que la observación--el momento y el lugar--sugiere.
Caminar, de por sí una actividad entretenida y gustosa, se vuelve doblemente dichosa si se lleva una cámara y la ilusión de conseguir una imagen perdurable, incluso imperecedera. Buen ejercicio éste de caminar y tomar fotografías. Mantiene el cuerpo en buena forma y aguza la vista. De cada paso hace el fotógrafo un motivo de selección y enmarque.
La mirada del fotógrafo que camina le hace disminuir el paso, detenerse, volver atrás, tomar un desvío, aventurarse en lo no hollado. Se reduce con esto la efectividad del ejercicio aeróbico que demanda caminar con paso largo y pronto; pero se enriquece la experiencia vital del goce del camino, sea natural o urbano.
No goza de las virtudes de fotografiar mucha de la fotografía turística, tomada, por lo general, a la carrera, sin auténtico goce estético. No es más que un adocenado documento para el recuerdo y la vanagloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario