El artificio de la escritura / The artifice of writing


jueves, 30 de julio de 2020

La fama

Todo creador crea porque no puede no hacerlo. 

El impulso creativo es irresistible: se les impone a los inspirados y los lleva al acto luminoso de producir algo--un texto, una imagen, un objeto, una teoría--hasta ese momento inexistente y perfectamente necesario.

Y toda creación, por íntima que sea, reclama por sí sola una presencia social y ser reconocida como algo nuevo que faltaba. 

Por eso, por mucho que el creador crea trabajar para sí mismo, para su propia satisfacción, no deja de sentir la necesidad de un público. 

Están, por otra parte, y en abundancia, los creadores que se preocupan más que nada por aportar lo suyo al mundo para recibir de éste el aplauso y la admiración. Es en función de tal reconocimiento que se esfuerzan por crear la aparente novedad que le interese al público. Ese público que es para ellos lo principal: principal su aprobación y la fama que la acompaña. 

Habla una antigua conseja de lo equivocado de buscar por sobre todo la fama, porque si ésta ha de venir, vendrá por sí sola. 

Demasiados creadores no hay oído de esta antigua observación, o no quieren oírla, y anteponen al íntimo e intenso acto de crear el impaciente activismo promotor de los que quieren que se los reconozca, se los aplauda, se los admire y, sobe todo, se los enriquezca.

Lastimosas víctimas de la vanidosa sirena que es la fama.



No hay comentarios: