El artificio de la escritura / The artifice of writing


lunes, 9 de diciembre de 2013

Dormirse en la nada.


Hay noches en que se duerme como una piedra, esa dichosa “piedra dura” que el poeta envidia porque “no siente”.  En el sueño entra uno a veces a una total—o aparentemente total—inconsciencia, casi tan absoluta como la inducida por el anestesista antes de una intervención quirúrgica. Ambos, el sueño profundo y la casi muerte de la anestesia, tal vez sean un ejercicio preparatorio para la nada. Resulta tranquilizante el que uno ni sepa en qué momento la anestesia tiene efecto y el que a menudo uno caiga dormido sin ni darse cuenta de que la conciencia se desprende de la realidad, como, por ejemplo, en el abandono suicida y criminal del que se duerme al volante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo duermo como celador mal pagado y por consiguiente mi sueño es indistinguible entre la vida y la muerte. No sueño, no siento nada, prácticamente dejo de existir por un período de tiempo dentro del cual podría suceder cualquier calamidad universal y yo jamás me percataría de ella.

Algunos dicen que dormir tan profundamente es el mejor descanso, mientras que otros lo consideran crítico precisamente porque “si llega a pasar algo” no lo voy a detectar.

Bueno, yo digo que “si llega a pasar algo”, pues que pase, pero yo seguiré roncando felizmente.

André