El artificio de la escritura / The artifice of writing


martes, 5 de marzo de 2013

De nuevo por primera vez


El viento de primavera limpia el cielo a la perfección: lo deja azul purísimo, como recién esmaltado, con sol intenso y apenas tibio. Las primeras hojas de algunos árboles y arbustos que las perdieron hace unos meses están por encender su verde claro de un momento a otro. Algunos--como el espino y el laurel silvestre--ya florecen y aroman el aire transparente.  A ras de suelo hay también algunas flores. Los colores reviven y las sombras de las cosas no reposan ya tan largamente tendidas como hasta hace poco.  Con puntualidad astronómica el clima cambia y no se puede estar ajeno a la transformación: ni ajeno ni mudo.




Desde los orígenes de la voz humana se ha exclamado, año a año y sin cansancio ni hastío de lo repetido, la admiración que produce el retorno de la primavera. No se puede no hablar de su llegada, no decirla, no escribir que ya está aquí de nuevo o, simplemente no abrir la boca en una exclamación dichosa ante lo que cada año se vuelve a dar como si sucediera por primera y única vez, sorpresivamente. 

Esto en el hemisferio norte, mientras en el sur se inician las salmodias a las hojas muertas.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Afortunados somos viviendo por estas latitudes que podemos presenciar el temprano despertar en la flora y fauna.
Brotes tiernos de mis árboles dan su primer bostezo y con el leve vaivén de las tibias brisas saludan a sus compañeros en el siguiente árbol. Lo mismo hacen algunas hojas y flores prematuras, meciéndose con las ráfagas, como alabando en coro la llegada del renacimiento primaveral.
El gorjeo de aves comienza a fraguar las nuevas relaciones sociales, tornándose en melodía que arrulla al oyente humano, no antes invitándolo a alzar su copa y brindar por la gloriosa ocasión.

André