El artificio de la escritura / The artifice of writing


martes, 28 de febrero de 2012

De nuevo en la red

La tecnología es admirable. Nos beneficiamos de ella de múltiples maneras y a cada instante, desde el momento en que nos levantamos por la mañana hasta el momento en que nos vamos a la cama y también mientras dormimos. Desde algo tan simple como cubrirnos con la sábana que nos abriga en el sueño hasta las más complejas funciones comunicativas que nos permite la cibernética, no hay actividad ni minuto en que no hagamos uso de algún producto resultado de la tecnología.

Por lo mismo, es altamente frustrante no poder hacer uso de los instrumentos que la tecnología ofrece, especialmente si ya se los ha usado sin mayor dificultad y con buenos resultados.

Frustración es la que he sentido últimamente al verme incapacitado de hacer uso del blog que, de un día para otro, se me volvió intratable. Parece ser que los cambios hechos por los técnicos con el objetivo de mejorar el  programa me confundieron al punto de incapacitarme como bloguero (valga el neologismo en virtud de la necesaria evolución del idioma al paso de los avances técnicos). 

Hoy, al fin, alguien mucho más perito que yo en estas materias, alguien más joven que yo, por cierto, y libre de todo temor al aparato electrónico que, a mi ver, reacciona a menudo caprichosa e incomprensiblemente, me ha resuelto es problema y vuelvo a probar suerte de encontrar lectores cibernautas que se entretengan por unos minutos con este escribir ocioso que algo tiene de hablar a solas y de botella lanzada al mar por si acaso. 

2 comentarios:

blog escritores sat dijo...

Para los que nacimos rayanos en el desarrollo de la tecnología que hoy domina nuestro mundo real de manera virtual, se presenta un fenómeno interesante: acostumbrados a estudiar directamente de libros impresos con el objeto de lograr algún propósito, ahora tenemos que atenernos a la proverbial —y a veces interminable— “curva de aprendizaje” para lograr el mismo propósito pero esta vez con instrumentos sumamente sofisticados.

Querámoslo o no, somos participantes forzosos en un tsunami que a diario y con gran ímpetu descarga sus novedades colectivamente, abarcándonos con sus actualizaciones más recientes, como aquella consabida serpiente que nos tienta y nos reta a que le demos ese primer mordisco de nuestra insaciable curiosidad humana a la manzana digital con la nueva aplicación para ver qué pasa. Sobra decir, que una vez dado el dichoso mordisco, nuestra suerte está echada.
Al mismo tiempo, aquellos instrumentos tan complejos que logran resultados instantáneos con singular facilidad, y que por ende nos gratifican sobremanera, también son víctimas de esa inexorable ola de cambio constante y creciente.

Vivimos en una época interesante, en la que el hervor del modernismo y futurismo se manifiestan por doquier, catalogándonos como los nacidos a.C. (antes del computador) o los d.C. (después del computador). Todos los que nos valemos de la tecnología actualizada para desempeñar nuestras funciones académicas o laborales cotidianas, nos convertimos en dinosaurios modernos cuya existencia es efímera, evanescente y perecedera. A su vez y con absoluta comicidad e ironía, también nos convertimos en el fénix, que con cada actualización nos obliga a renacer de las cenizas que esos mismos dinosaurios crearon en la versión previa.

André

Santiago Daydi-Tolson dijo...

André, dinosauriofénix es lo que somos muchos de nosotros y vamos por el mundo digital dando tumbos y renaciendo a cada rato.

stgo