Pendiente
Pende un zapato–el otro ya cayó–desde lo alto, no se sabe exactamente dónde.
A punto de caer en cualquier instante, pende.
---Que ha de caerme encima no hay duda. ¿Quién otro podría ser si no yo el que recibiera el golpe? Damocles tiene su espada designada. ¿Qué puede temer del zapato incierto? Soy yo el que teme.
-–De caerte encima, qué tanto daño puede hacerte un zapatazo?
—No es el daño que pueda hacerme cuando caiga lo que me angustia: es no saber cuando va a caer, si a caer llega. Es la infinita, indefinida espera.
1 comentario:
Que ironia que la espera, la tortura, es cuando no pasa nada
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