El silencio de las paredes
“. . . quien habla solo, espera hablar a Dios un día. . .” dice el desacertado verso del muy citado poema de un poeta que algunos merecidamente admiran.
“Nadie es perfecto”, dicta la máxima perfecta.
—Te lo digo y lo repito—habla quien poco espera ya de las palabras—: salvo por los pocos que hayan podido ungir los mezquinos dioses . . .
—¿Existen tales prodigios?---le oye decir, interrumpiéndolo, a una de las paredes.
—. . . no hay auténtico poeta—continúa—que no tenga por lo menos un verso desafortunado.
—Lo dices por paliar tu desencanto.
—Y porque no me queda más que hablarles a las paredes, que en su silencio escuchan y no aceptan engaño alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario