Paso a paso: diálogo pedestre
—Habría que ir paso a paso—le dice el cauteloso al apresurado.
—Lo sé, pero no tengo tiempo para tomarme el tiempo de ir de a poco—le responde al pasar corriendo rumbo a cualquier parte.
No alcanza a insistirle que se equivoca: pasa de largo.
Mientras tanto, el inmóvil, se excusa de no avanzar porque no puede hacerlo, empantanado como está: atascado en el fango.
—Entiendo—le dice—pero podrías liberarte haciendo el esfuerzo.
—Imposible: me hundo. Con el tiempo me habré hundido hasta las narices.
—Te echaremos de menos.
—Para entonces ya me habrán olvidado, como al que pasó a la carrera y se perdió en el futuro.
—No por nada, paso a paso, pasa el tiempo—observa y sigue su camino.
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