Envidia
¿Sabrá la hormiga que es hormiga?
Y de saberlo: ¿Se sentirá inferior a la luciérnaga y su brillo?
¿Al grillo y la cigarra de ocioso canto veraniego?
¿A la abeja en su dorado y dulce vuelo?
¿A la libélula?
Motivo de más para la envidia habrá en el reino de los insectos y su multitud de mariposas.
Bastaría pensar en las polillas y lo oscuro.
Guerrera, la hormiga se hace temer, en batallón invencible, de quienes la miren en menos, de quienes la desprecien por hormiga.
1 comentario:
¡Qué va a saber la hormiga, que sólo se reconoce a si misma en sus congéneres! Ni el hombre sabe que es hombre; si lo supiera no sería colectivamente tan estúpido. Sólo hay que mirar hacia el norte para presenciar su estulticie.
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