Innegable e incómoda verdad

Observo ---y me observo--- que quienes somos o tratamos de ser escritores tendemos a la obsesión al tratarse de nuestro oficio y hablamos de él continuamente, como si necesitáramos justificarlo e incluso elevarlo a un nivel de excepcional excelencia al que no necesariamente alcanza. 

Lo hacemos ---me parece--- porque nos damos perfectamente cuenta de lo irrelevante de nuestro hacer en una sociedad ocupada en infinidad de otras formas de entretención más eficaces en la satisfacción de las necesidades estéticas y ensoñadoras de la mayoría. 

Dicho sin rodeos.

A ver si me equivoco.  

Nota irónica: Como lo indica el título de este blog---El artificio de la escritura / The artifice of writing--- lo inicié hace ya más de diez años motivado, precisamente, por esta obsesión de hablar y escribir sobre lo que escribimos. Y, consecuente con mi necesidad de justificar años de escritura relativamente irrelevante, sigo en lo mismo de entonces, como lo prueba esta entrada y otras tantas que responden al objetivo inicial de este blog. Acúseseme de la presunción de seguir escribiendo a pesar de la evidente inefectividad de hacerlo.