El trecho enorme
Llegado el momento---y el momento siempre llega---triunfa, contra toda voluntad, la pereza.
Confirma con su triunfo eso que se dice del trecho enorme que hay---vacío que invita peligrosamente al vértigo---entre lo dicho y lo hecho.
---¿Par qué hacer nada?---se pregunta retóricamente el nihilista, que sus razones tendrá para serlo. Y, por suerte, no hace nada.
---Tanto afanarse para nada---se queja derrotado quien en todo, en absolutamente todo, ha fracasado.
---En cuanto hayamos juntado el dinero---se dice el armalíos---asaltaremos el banco y seremos millonarios y famosos, de añadidura. Mientras tanto espera.
---Ya verán---dice el farsante, el muy bocazas, a toda boca.
---Nada importa nada---predica, por su parte--se supone que sabiamente---el viejo santón en lo alto de la no tan alta montaña.
Pero Grullo, entre tanto, considera si vale el esfuerzo decir algo y contar con las risas y abucheos de quienes lo oigan, o no hacer nada y pasar desapercibido. Aunque le encanta que le pongan atención, al fin y al cabo calla porque pensar en algo que decir y decirlo le produce una pereza demoledora. Opta, por cierto, por seguir durmiendo su brevemente interrumpida siesta permanente.
---Poderosa fuerza la de la pereza---me digo-- casi asombrado. ---Nos salva---la defiendo---con su avasallador avance de infinidad de canalladas e imbecilidades. . . entre otras---me recuerda algún demonio irónico---las tonterías que, por no darme el trabajo de tomar la pluma, he dejado y dejaré de escribir.
1 comentario:
que sea esto una ficticia, la mascara de un inventado hecho para un soliloquio y volvamos a las tibias aguas de la ilusion
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