La fragua del Fénix
1.
Las pilas de libros por leer crecen en altura al punto de tambalearse algunas y otras derrumbarse como Torres de Babel prohibidas, demolidas por orden de la soberbia deidad del poder, que se sabe amenazada por la insaciable ansiedad de saber de la especie que creó---equivocadamente---a su propia imagen desmedida.
Se desmoronan, demolidas, y los libros, desperdigados por el suelo de la biblioteca de anaqueles repletos, semejan---son---esas tejas de barro en las que el cuño de los primeros signos del fabulador fueron grabando los versos de un Gilgamesh, los himnos de un Zaratustra arcangélico, tal vez el último ser alado que puso el pie en los dorados senderos del mítico jardín amurallado, el de los almendros en flor y los perales grávidos de frutos tentadores, el de los aromas vespertinos del jazmín y el ilán-ilán, el de los prados de trébol y los trigales de rojas adormideras que susurran ondulando al viento y esconden el sinuoso ofidio, el áspid de doble lengua y fatal beleño.
Tanto por leer, desde el verso inaugural --"evoé"--de toda literatura hasta el último libro en publicarse ayer o por publicarse ahora.
Repletos, desde hace años crujen los anaqueles y crecen a sus pies los montones---ambiciosas torres elevadas, cascajos del derrumbe---de los libros por leer y algunos ya leídos.
2.
Biblioteca al borde del desplome. Rumas de libros en precario equilibrio de columnas délficas; muros de libros mudos a la espera, en combados anaqueles centenarios, de un minuto de lectura. Colección siempre incompleta, en permanente construcción inconclusa.
Al peso de la acumulación ceden los libreros, ceden los cimientos de la mansión de los libros, se hunde la biblioteca entre las peonías en flor y los rosales. Por las ventanas quebradas en el derrumbe entran las hiedras trepadoras buscando sombras y las madreselvas y pasionarias se encaraman por los libreros rotos. Florece el musgo entre libros apiñados, polvorientos.
Se diría que es jardín la biblioteca centenaria y que los libros crecen y se multiplican en gavillas de mies, manojos de yerbabuena, puñados de avellanas, almudes de amaranto, cestas rebosantes de naranjas y limones, puñados de pimienta y azafrán, dátiles en ramas, ramos de flores.
3.
Ave Fénix, contiene la pantalla---incandescente---la fragua infinita de la infinita biblioteca.
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